El objetivo primario de cualquier diseñador o instalador de sistemas de calefacción debe ser el de proveer confort. Desafortunadamente, muchas veces este objetivo se ve comprometido por otros factores, el más común de todos es el costo. Aun los pequeños sistemas residenciales tienen un efecto sobre la salud, la productividad y el ánimo general de muchas personas por muchos años, por lo que finalmente la mejor decisión es planearlo e instalarlo en forma apropiada.
El dueño o usuario promedio no dedica mucho tiempo pensando en las consecuencias de la selección del sistema de calefacción. Muchos ven a estos sistemas como una parte necesaria pero poco interesante del edificio. Cuando los presupuestos de construcción se aprietan, es muchas veces el sistema de calefacción el que se achica para ahorrar dinero para otras amenidades más impactantes visualmente.
Antes de decidir por el sistema a usar, los profesionales de la calefacción deben tomar tiempo para discutir el confort así como el precio con sus clientes. Muchas veces, la gente que ha vivido con sistemas de calefacción poco confortables simplemente no se da cuenta de lo que se han perdido. En retrospectiva, a muchos les gustaría la oportunidad de tener edificios realmente confortables, y habrían estado dispuestos a gastar mas dinero (si fuera necesario) para lograrlo.
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